Visitaron las famosas torres de Moab a finales de invierno y regresan con un montón de actividad, entre la que destaca una variante nueva a Beaking in tonghes (A4/V) a The Oracle, sendas repeticiones en la King Fisher y la Echo Tower y primeras ascensiones de tres agujas.
Progresón geométrica
Que a todos nos van a faltar vidas para escalar lo que queremos está clarísimo, pero de ahí a ser un ser masoquista de la arena vertical va mucho trozo. Y sí, amigos, así es… por no sé cuántas veces consecutivas vuelvo a mi pequeño paraíso arenoso. ¿Por qué? Pues por varias razones: la primera, porque vamos a ir en invierno –cosa que nunca he hecho antes–, me saca de mi zona de confort y eso me motiva mucho; la segunda, porque voy a intentar cerrar un ciclo que empecé hace ya muchos años, que es escalar todas las torres de las Fishers; y la tercera, porque quiero escalar en progresión geométrica repitiendo vías duras y buenas de menos a más junto a Andeka, que es su primera visita a los Estados Unidos y su primera experiencia mística con el barro vertical.
Lo que no sabíamos es que la progresión geométrica se aplicaría, no a la dureza de las vías, sino a nuestro cansancio físico llegando a la extenuación. Así que podría buscar millones de excusas para disfrazarlo todo muy bonito y muy épico, pero la realidad es que las torres en invierno nos lo han puesto muy difícil, dándonos solo la oportunidad de escalar tres de ellas y enseñándome una cara que no conocía: una cara tétrica y lúgubre donde casi toda la escalada me ha hecho estar tenso y muy fuera de la zona de placer, que sí experimento en verano. Pero dejadme que os cuente un poco más cómo va la movida.
Dentro de mi fliposis personal, y sentado en mi rincón de pensar –que no es otro que el váter de mi casa– con el libro de las torres en una mano y una buena cerveza en la otra, empiezo a calcular… Si apretamos fuerte, podemos intentar escalar las cinco grandes torres (King Fisher, Cottontail, Echo Tower, Oracle y Titan). Total, las conozco todas menos el Oráculo, que es la única torre que me queda por subir; en las demás he realizado aperturas y primeras repeticiones y me las conozco un poco, aunque nunca lo suficiente. Así que me salen unos números apretados, pero no imposibles. Le cuento toda la movida a mi compañero y lo tiene clarísimo: lo que haga falta, sin problema, por donde yo vaya él viene sin pensarlo, así que nada puede fallar.